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Antonio Cisneros Campoy: La Crónica del Oso Hormiguero

Ene 24, 2005 | EL RIMENSE

Por: Alberto Benza

Antonio Cisneros Campoy es, sin lugar a dudas, una de las voces más importantes de la poesía latinoamericana. A lo largo de su carrera, ha ganado numerosos premios y distinciones: en 1965, obtuvo el Premio Nacional de Poesía del Perú José Santos Chocano; en 1968, recibió el galardón Casa de las Américas de Cuba; en 1980, obtuvo la Primera Mención Internacional de Poesía Rubén Darío de Nicaragua; en 1991, ganó el Premio Parra del Riego; en 1993, el Premio Nacional de Periodismo Cultural; en 1997, el Premio Nacional Cosapi a la Innovación; en el año 2000, el Premio Gabriela Mistral otorgado por la OEA; en 2004, el Premio Iberoamericano de las Letras José Donoso de Chile. Como si fuera poco, el 15 de julio de este año fue nombrado director de la Casa Aspíllaga, rebautizada como Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega, adscrito al Ministerio de Relaciones Exteriores.

El mismo día en que Antonio Cisneros fue nombrado director de la Casa Aspíllaga, salía de una discoteca miraflorina y me dirigía por la calle Berlín con mi amigo de toda la vida, Edwin Sánchez. De pronto, divisé a Antonio celebrando y no dudé en acercarme para felicitarlo. Hacía tanto tiempo que no lo veía, desde aquella frustrada entrevista para la fenecida revista Sí, que no pude realizar porque el poeta había sufrido un accidente. Esa vez fui acompañado por mi amigo Fernando Olivera, allá por 1996. Lo encontramos indispuesto, justamente para conversar sobre nuestro querido equipo rimense, pero esta vez no podía dejar pasar la oportunidad de pedirle una entrevista. Tenía que sacarme la espina. Don Antonio accedió gentilmente a concedernos una entrevista, y esa noche conversamos largo y tendido hasta el día siguiente. ¿Quién mejor que él para contar la historia del Sporting Cristal? Hincha fanático de la celeste, testigo de 50 años de triunfos y alegrías que nos ha dado el equipo.

¿Cómo y cuándo se hizo hincha del Cristal?
Hay que tener en cuenta que soy hincha del Sporting Tabaco primero. Automáticamente, cuando el Tabaco se convirtió en Cristal, yo pasé al Cristal. En realidad, nací con la celeste puesta. Antes de que yo naciera, mi abuela materna Antuca era hincha del Tabaco. Mi papá, mi tío Nico y mi tío Paco también eran hinchas del Tabaco. Es decir, toda la humanidad que yo conocía eran hinchas del Tabaco. Entonces, desde chiquito he crecido con la idea de los bajopontinos, de los rimenses, de la celeste.

¿Desde cuándo va al estadio?
Desde chico me acuerdo de haber ido al estadio inglés. Así se llamaba antes el estadio José Díaz. Tenía tribunas de madera. Recuerdo unas tuercas, unos pernos que armaban y sostenían las maderas. También recuerdo cuando mi papá me decía: «Ahí está la cancha». Ten en cuenta que iba desde los tres años, prácticamente nací con el fútbol.

¿Cuál es el primer recuerdo que tiene del Cristal?
Recuerdo cuando Cristal apareció por primera vez. Fui al estadio con mi papá. Yo sabía que era la continuidad del Tabaco, pero de todas maneras tenía un cierto resquemor por saber si iba a ser el mismo equipo o no. Efectivamente, Cristal nació con tres nuevos uruguayos: Antonio Sacco, Carlos Zunino y Dardo Acuña. El equipo era el mismo: desde Asca en el arco hasta Faustino Delgado en la delantera. En realidad, estaba todo el equipo. Sentías que había una continuidad, había nacido un gran equipo.

¿Cómo era la primera camiseta del Cristal?
El celeste pálido de la camiseta del Tabaco se había puesto un poco azulino. Tenía una tela brillante, el cuello era en «V» blanco y con filos en las mangas blancos. No usaba pitas en el cuello. Es más, en esa época ya no había camisetas con pitas; esas con pitas cruzadas eran más antiguas.

¿Qué cambios ocurrieron en la fusión del Tabaco con el Cristal?
El equipo del Tabaco toda la vida fue un equipo con muy poca hinchada, mínima. Nunca campeonó, pero nunca bajó tampoco, era un equipo de media tabla. Cuando apareció Cristal, ya Cristal tenía más jugadores, más recursos, más jerarquía.

¿Cómo ha cambiado la hinchada del Cristal?
Cuando recién nació Cristal, también nació con poca hinchada. Ahora, a mí me parece asombroso ver que tenga tribunas repletas, que pueda jugarle a la U en su estadio y llevar gente que hace barra, que corre y que baja por las gradas. Me parece asombroso y me gusta mucho, por supuesto, que el equipo sea popular.

¿Es importante para usted que el equipo del Cristal tenga una gran hinchada?
Yo me sentía de chico, de niño, de adolescente y de joven que el equipo casi era una tribu familiar, que pertenecía a mí, a mis padres, a mis primos. Me tenía sin cuidado no tener la hinchada que tenía en ese entonces el Muni, el Boys, Alianza o Universitario. Ahora veo que tiene mucha hinchada, y eso es importante.

¿Alguna anécdota que recuerde?
Me acuerdo una vez que con mi primo Nicolás, mi papá y mi tío Paco, los cuatro, fuimos al estadio. Éramos adolescentes. Se nos ocurrió a mi primo Nicolás y a mí que nos íbamos a volver del Municipal una sola vez. Jugaba Cristal y Municipal. Entonces, fuimos al estadio. Mi papá y mi tío Nico nos dijeron: «Allá ustedes». Habíamos sido celestes toda la vida, pero ese día éramos del Municipal. Muni perdió 4-0. Entonces, antes de salir del estadio, otra vez volvimos al Cristal. Nos salió cara la broma.

¿Qué fue de su primo Nicolás?
Él murió a los 40 años. Era marino mercante, pero murió lejos del mar. Curiosamente, en Houston, Texas, murió con la celeste puesta, añorando ir al estadio juntos, como siempre lo hacíamos.

¿El mejor futbolista que ha visto jugar por Cristal?
Don Rafael Asca para mí siempre ha sido el símbolo máximo de la celeste. Arquero del Tabaco, arquero del Cristal, campeón con el Cristal de 1956, el arquero de las selecciones nacionales. Era todo, un tipo formidable. Dicho sea de paso, recuerdo una anécdota cuando era Tabaco. Germán Colunga perdió un penal y Asca, que era un caballero, serio, tranquilo, sin embargo, avanzó hasta media cancha y le dio un puñete a Colunga, una cosa rarísima. Asca no era laberintoso, pues.

En el «Libro del buen salvaje» hay una crónica titulada «De la tribu celeste», donde cuenta una anécdota con Rafael Asca. ¿Podría narrarla?
Claro que sí, cómo no. Años después ya me había ido a Europa y regresé después de un tiempo. Tendría unos treinta años. Yo iba a buscar a una amiga por Schell en Miraflores y todas las noches me lo encontraba a don Rafael. Creo que era chofer, pero chofer de lujo. Nunca vi el carro que manejaba, posiblemente venía a buscar a alguien. Yo lo saludaba nada más: “Buenas Don Rafael”, él me saludaba muy ceremonioso: “Buenas, cómo está”. Él no sabía quién era, pero en el fondo mi saludo era en agradecimiento del niño que vivía adentro, de tanta felicidad que me ha dado.

¿El mejor futbolista extranjero que ha visto jugar por Cristal?
Antonio Sacco y su bicicleta. Tenía una manera curiosa de driblear y eso que era medio gordito. Era muy ágil.

¿Qué época y qué equipo recuerda con mayor satisfacción?
El equipo de Didi es el gran equipo del Cristal. Fue una gran época. Fuimos campeones en el 68. Otra época que recuerdo es el tricampeonato del 94, 95 y 96, logrado mucho tiempo después, que coincide con la presidencia de Pancho Lombardi. Se obtuvo bajo la dirección de dos entrenadores: básicamente Oblitas y Markarián. Carbone estuvo de paso. Markarián no tuvo mucha oportunidad, un gran entrenador, un gran estratega, pero, claro, no me refiero cuando entrenaba al Cristal, sino a la selección, donde siempre están pidiendo fines y logros inmediatos.

¿El mejor entrenador que ha tenido Cristal?

— Didi, el más grande que hemos tenido. Bueno, el más grande que ha tenido el Perú. Fue el único entrenador que nos llevó a pasar a cuartos en México 70, quedando en séptimo puesto. Es lo máximo que ha logrado una selección peruana en cien años de historia del fútbol. Nunca hemos ido más lejos que eso.

¿El partido que más recuerda del Cristal?
El partido de Cristal con Boca, que les empatamos en la Bombonera en el 71. Ahí se pintó el finadito Alberto Gallardo, se volvió un diablo y le metió un tacle al argentino Suñe, un matón que lo perseguía con el banderín. Ahí Cristal se consagró en la Bombonera y yo en el barrio.

¿Su once ideal de todos los tiempos?
Prefiero hablar de formación de jugadores. En todo caso, mi once ideal fue el equipo del 68.

¿El exdirigente Luis Benjamín Cisneros es su pariente?
Es un tío lejano, primo de mi padre.

¿Se animaría a escribir un poemario referente al Cristal, como lo han hecho Vicente Gaos con «El Centauro Jairzinho», «La Gran Jugada» de Arturo Corcuera o como Juan Parra del Riego con su «Polirrítmico Dinámico Gradin»?
Bueno, de todos esos me quedo con Parra del Riego para empezar. Son unos poemas interesantes. Para hablar de fútbol me inclino más por las crónicas en prosa.

¿Ha leído poesía o prosa dedicada al fútbol?
Sí, al poeta brasileño muy importante Carlos Drummond de Andrade, quien escribía poemas y crónicas de fútbol. Muy bueno.

¿Un mensaje para todos los hinchas celestes?
Por lo pronto, los celestes agradecemos el encuentro y más bien decimos hasta la próxima. A ver, pues, cómo nos va en esta parte del campeonato. Ahora somos un equipo en austeridad económica, algo que nunca habíamos conocido antes. El Cristal de ahora se está pareciendo a los tiempos del Tabaco. No tiene mucha liquidez para grandes contrataciones, pero, en fin, es cuestión de ver lo que hacen. También es difícil salir adelante con un entrenador que no tiene corazón celeste. A ver cómo nos va, compadre.

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